Se dieron cita 200 corredores de diversos sitios lo que subía el nivel a las habituales pruebas asturianas.La carrera tenía 103 kilómetros para las categorías senior y master 30 dividida en dos circuitos; el «pequeño»,al que había que dar varias vueltas, por los alrededores de Llanes y el «grande» que subía el alto de Los Carriles.
Desde el principio se marcó un ritmo de carera altísimo.La gente llegaba muy fuerte de la Vuelta a Cantabria. El circuito era muy ratonero para la cantidad de corredores que había y se hacía muy duro debido a los repechos y los cambios de ritmo y latigazos. Yo estaba aguantando en el pelotón hasta que empezó a llover a mitad de carrera. Se me empañaron las gafas graduadas, tenía que ir con mucho cuidado hasta que en un corte quedé descolgado con otros retirándome al paso por meta de una de las vueltas.
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